mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

lunes, 14 de marzo de 2011

TRONCO DE AVELLANAS


Lo podéis hacer sólo con crema de cacao y ponerle nata montada en la decoración.
Este tronco nos lo hacía mamá muchas veces. Mucho más sencillo. Lo terminaba con el coco espolvoreado.  Solía prepararlo los viernes por la noche para comerlo el domingo. Le traía la leche Tata, que venía caminando todos los días por la noche con la latina en la mano... Así que le sacaba las natas y cuando tenía un tazón nos hacía los dulces. Todo lo que preparaba nos gustaba.
Como tengo avellanas caseras, me las regalaron mis amigas de Cirieño, lo adorné con ellas. Se hace muy rápido y resulta baratín.




Sale un tronco bastante grande.

NECESITAMOS:

Para el tronco
  • 250 gramos de galletas rectangulares, dos paquetitos de las del tipo Maria
  • 1 bote de crema de cacao con avellanas, grande
  • 1 taza de natas de leche fresca, de no tener, 300 gramos de nata montada
  • 1 taza de coco rallado
  • 1 taza de azúcar
Para la decoración
  • 200 gramos de avellanas crudas
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • 2 cucharadas de azúcar
Para el almíbar
  • 250 cl de agua
  • 100 gramos de azúcar
  • 1 copa de cualquier licor, menos anís

Las avellanas tienen más sabor con su piel.
ELABORACIÓN:

Del coco, separamos tres cucharadas para espolvorear por arriba.

En un bol mezclamos las natas con el coco y el azúcar.

Preparamos el almíbar mezclando el agua con el azúcar y el licor y lo calentamos hasta que se deshaga el azúcar. Lo pasamos a un bol y dejamos que temple.

Ponemos en el centro de una galleta una cucharadita de crema de cacao y tapamos con otra, apretando para que se reparta la crema.

Las introducimos de dos en dos en el bol con el almíbar y dejamos que se empapen bien. Hay que tener cuidado de que no se humedezcan en exceso, nos romperían.

Vamos colocando los pares de galletas a lo largo de una fuente alargada.

Una vez que tengamos la largura deseada, yo le puse una base de 8, echamos por arriba crema de coco, con cuidado de que no se nos salga por los lados y le ponemos otra capa de pares de galletas.

Tenemos que tener tres capas de doble galletas y dos de crema de coco, intercaladas.


Con una ración pequeña es suficiente, llena bastante.

Calentamos al baño maría la crema de cacao que nos sobre y la esparcemos despacio sobre el tronco, desde el centro hacia los lados, dejando que caiga por los laterales para, con una lengua estirarlo de manera que se vea todo cubierto.

Espolvoreamos con el coco que reservamos.

En una sartén ponemos el aceite y lo calentamos. Añadimos las avellanas y dejamos que tuesten, removiendo sin parar, para que no se quemen.

Una vez tostadas, unos 5 minutos después, echamos el azúcar y esperamos a que se forme un caramelo alrededor de las avellanas.

Las colocamos sobre papel de aluminio todo lo estiradas que podamos.

Una vez que enfríen, las colocamos en los laterales del tronco y por arriba en la raya que forma la unión de cada galleta.

Cortamos sesgados los bordes y reservamos en la nevera.

Mejor de un día para otro, incluso más bueno al segundo día.



Lo presenté con unas cucharadas de yogurt de frambuesa.


¡BUEN PROVECHO!