mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

jueves, 10 de mayo de 2012

ENSAIMADA CON CREMA QUEMADA

Sencilla y rica.

Os dejo otra de las recetas del curso. 

Un poema de A. G. Ovies


INSOMNIOS

No olvido aquellos días.
No borro aquellos miedos.
Madre, ¿cuando sea mayor
tú serás ya muy vieja?;
¿tendré que enfrentarme un día al mundo
solo?
Ella siempre venía a darme un beso,
me apagaba la luz
y me decía:
no pienses esas cosas, hijo mío,
eres muy joven, anda,
todavía.
Pero cuando el invierno arremetía
furioso
contra las ventanas
y el triste crucifijo pendía sobre mí
tenebroso y oscuro
me aparecían los muertos
que había visto metidos en las cajas.
Tanteaba la pera, encendía la bombilla
y con cualquier excusa la llamaba:
mamá, no sé si tendré fiebre,
tráeme un vaso de leche,
hazme una manzanilla.
Y entonces como siempre, como
a todas las horas, ella estaba
fregando
y dejaba los platos y las potas
y me ponía el termómetro
y tanteaba mi frente.
Voy a quedarme aquí
para que no te muevas.
No me parecen décimas,
tranquilízate, calma.

Y con su mano allí,
sobre mis pensamientos,
huían mis temores
y en breve me dormía.

Otras veces la guerra o el infierno
-paisajes que tanto ensombrecían
aquellos negros años-
me angustiaban el sueño a media noche
y gritaba su nombre.
Y entonces, como siempre,
como a todas las horas,
ella estaba sentada en la cocina,
cosiendo o repasando,
o escogiendo lentejas o picando
patatas.
Y clavaba la aguja en la pechera
y se allegaba al cuarto
y me frotaba el cuerpo
con alcohol de romero y con papel
de estraza.
Y con su tacto allí
posado en mis delirios,
repetía en voz baja:
ya verás cómo pronto pasa esta noche,
ya verás qué enseguida llega mañana.

Del poemario NO, cuadernos FÍBULA de poesía, Avilés, 2009

Una buena opción para merendar.

Necesitamos:

Para 5 ensaimadas de unos 25 centímetros de diámetro

  • 1 kilo de harina fuerte
  • 200 gramos de huevo batido (unos 4 huevos)
  • 30 gramos de levadura
  • 15 gramos de sal
  • 400 mililítros de agua
  • 5 gramos de mejorante
  • manteca de cerdo
  • canela molida
  • azúcar glass
  • huevo batido
  • azúcar 

Para rellenar 
Elaboración

Preparamos la crema pastelera.

Amasamos como la bollería.

Porcionamos la masa, boleamos y la estiramos en forma fina, de manera que nos quede rectangular. Pintamos toda la superficie con manteca de cerdo en punto de pomada, para que se extienda bien. La aplicamos mejor con una brocha.
Espolvoreamos con canela al gusto. Vamos enrollando la masa sobre si misma, como si fuese un brazo. Una vez que la tenemos toda enrollada, la estiramos.
Colocamos sobre bandeja de horno forrada con papel, la enroscamos en forma de caracola, dejando una parte hueca entre vuelta y vuelta. Al fermentar se une. La dejamos fermentar. La pintamos con huevo batido y la cocemos en horno precalentado a 190º. Aproximadamente, 15 minutos. La dejamos enfriar. Una vez fría la partimos al medio con un cuchillo de sierra.
Le ponemos crema pastelera abundante, espolvoreamos con azúcar, de manera que nos quede bien cubierta y  con un quemador, la vamos quemando.
Una vez quemada a nuestro gusto, cubrimos con la otra mitad y espolvoreamos azúcar glass.
La verdad es que está muy  sabrosa y suave.
Y al morder se nos cuela la cremina, ...


QUE VOS PRESTE