mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

viernes, 3 de agosto de 2012

FALDA DE TERNERA RELLENA Y MOUSSE DE LIMÓN, de Amparo

Un plato muy colorido.

Hoy comienzan las fiestas de verano de mi pueblo. Son días para compartir con la familia y los amigos. Llenar la casa de seres queridos y disfrutar de la comida y las charlas. Aunque ya no son igual que antiguamente (los familiares venían a `comer les fabes´, jeje) siguen llenando de ilusión a los pequeños y adolescentes. Entre los que están nerviosos por llegar a la romería, ver la orquesta y bailar entre el bullicio, se encuentra mi sobrino. Me presta mucho la alegría que gira en sus ojos ante el acontecimiento. Ya empieza a contar en julio los días que faltan para el festejo...
Hoy os traigo un plato que, por más que parezca complicado por los muchos pasos que requiere, no lo es tanto. Os aseguro que tardé más en escribir la receta que en elaborarla, bueno, sin contar el tiempo de cocción, ¿eh?

También un postre, de lo más sencillo y sin embargo, fresco y muy rico. La receta de la mousse es de Amparo, profe de mi sobrino, de quien ya tengo varias publicadas. Una de ellas la tarta de manzana que hace su madre..
Económico, rápido y refrescante postre.


Deseo desde aquí unas felices fiestas a todos, que el buen tiempo acompañe para poder disfrutarlas a tope.
Os dejo con un escrito del miércoles en La Nueva España, de Aurelio González Ovies. Comparto sus sentimientos...


Óleo sobre lienzo de Chus Pérez de Castro

Cómo me gustaría retroceder ahora y acercarme un momento a los setenta. Y tumbarme en las rocas de Llumeres entre brisa de mar y olor a cherva. Y coger las quisquillas de las pozas, cangrejos, moranatas y la concha grandísima de alguna llampariega. Y darme un chapuzón detrás del muelle y sentir los primeros voladores que anuncian que enseguida empiezan las verbenas. Y comer de los setos semillas de las malvas. Y borrar el aliento a nicotina masticando unas hojas de «lloreda».

Cuánto me gustaría llegar a casa, entonces, y poner a secar la toalla en los sanjuanes y asomarme a la paz de la cocina y encontrar preparada la merienda. Y la ilusión intacta todavía por estrenar mañana un pantalón y un polo y unas simples playeras. Y charlar con mi madre mientras guisa y sofríe la carne y prepara merengue y bizcocho y arroz y leche presa. Y esperar por los primos que vienen tan contentos como estamos nosotros, por saber que es agosto y que hay romería y que se quedan. Y que, al caer la noche y tras cenar temprano, bajáramos hasta el campo de la fiesta.

Cómo me gustaría oír los altavoces y el bullicio del tiro y de la orquesta y comprar los boletos de la tómbola y recibir un premio de un llavero y comer avellanas sentados en la hierba. Y mirar cómo bailan los mayores y estallar los petardos a escondidas, junto al maíz oscuro, donde están, escondidas, las parejas y subir al vaivén y marearme y que el mundo dé giros como loco y beber un refresco de botella. Y que fuera domingo al mediodía y se escuchara el son de un pasacalles y despertara el pueblo de repente, con sol y regocijo en todas las viviendas. Y volver un instante al fragor de la pólvora, tras la misa solemne con procesión y cantos, en el prado agitado y la barraca llena.

Cuánto me gustaría allegarme al verano y abrazarme al pasado y no notar la ausencia. Y prolongar los lunes del festín. Y organizar carreras con los sacos y ser el más veloz con las madreñas. Y trepar por los postes engrasados y alcanzar la victoria o ganar un trofeo en el tiro de cuerda. Y tomar chocolate muy deprisa y bucear en barreños embarrados y coger con la boca las monedas. Y asistir a los fuegos que dan principio al fin e intuir en lo breve la hermosura, sospechar en lo bello la tristeza. Y volver noche arriba, camino del invierno, con la esperanza puesta en que dentro de un año, un año pasa pronto, será otra vez la fiesta.

(La Nueva España, 1-08-2012)


Para la falda rellena, necesitamos

  • Un  trozo de falda de ternera abierto para rollo, más o menos un kilo
  • 6 lonchas finas de tocino ibérico 
  • 4 huevos
  • 10 pimientos del piquillo en conserva
  • 6 lonchas de queso graso
  • 6 lonchas de jamón
  • 8 dientes de ajo
  • 6 cebollas
  • 1 vaso de un buen vino blanco
  • aceite de oliva
  • sal y pimienta


Emplaté con un poco de salsa y con unes patatines que hace mi amiga Marigel.
Para les patatines

  • puré de patatas
  • besamel
  • huevo batido, harina y pan rallado
  • aceite de oliva


Elaboración
Pedimos al carnicero que nos abra y limpie da falda de ternera. Salpimentamos y empezamos el relleno haciendo unas tortillas redondas de un huevo, que estén poco hechas, las dejamos enfriar. Comenzamos colocando el tocino,
las tortillas, los pimientos bien limpios de semillas y abierto, las lonchas de queso y terminamos colocando el jamón.
Enroscamos a la vez que vamos apretando bien y presionando el relleno, tiende a escurrirse hacia afuera. Atamos el rollo con hilo de cocina. Salpimentamos por afuera. Ponemos en aceite abundante y frío los dientes de ajo a los que habremos dado un corte, para evitar que salten.
Cuando los ajos estén medio dorados, añadimos el rollo y lo dejamos dorar también, girándolo, para que coja color por todo el contorno. En ese momento ponemos la cebolla, que habremos picado en juliana gruesa, la salamos y dejamos que se ponga tostada, a fuego lento. Añadimos el vino. Dejamos cocer despacín, con la tartera tapada.
Dejamos hasta que la cebolla esté blandina y con un bonito color dorado. Tenemos que girar el rollo varias veces durante la cocción. Separamos el rollo de la salsa y pasamos ésta por el pasapurés. Esperamos a que se enfríe la carne para cortarla.
Quitamos con cuidado el hilo y cortamos el rollo, yo lo hago con el cuchillo eléctrico,  en lonchas de  un centímetro de grosor.
Ponemos la salsa en la base de una tartera amplia y colocamos por arriba los trozos de rollo. Dejamos unos cuantos minutos para que se empapen bien con la salsa. Para servir, salseé un poco por arriba y puse más salsa en el plato, además de unes patatines.
Les patatines se hacen mezclando puré de patata con besamel, en igual cantidad,  se forman unas bolas y se rebozan en harina, huevo y pan rallado. Freír en abundante aceite caliente.
Y quedan unas ricas y originales patatinas. La sobrina de mi amiga las llama `delicias de mi tía Marigel´, el nombre le viene muy bien. Su nombre original es Patatas Delfina


Para la mousse de limón, necesitamos

  • 4 yogures naturales (los puse griegos)
  • un bote de leche condensada, pequeño
  • el zumo de 3 limones




Elaboración
Ponemos en un bol los yogures, la leche condensada y el zumo de los limones.
Batimos bien con la batidora y ponemos la mezcla en una jarra. Llenamos con cuidado los vasinos en los que vayamos a servir la mousse. De esta manera no se mancha nada del vaso.
Los dejamos enfriar en la nevera, al menos un par de horas, mejor de un día para otro.
Les espolvoreé un poco de canela, pero no es necesario.
Y a disfrutar este rico postre. os sorprenderá el sabor tan rico y la textura tan cremosa.


¡¡¡¡Que vos preste!!!!