mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

martes, 16 de octubre de 2012

BIZCOCHO DE MAÍZ DE LA ABUELA, RECETA BRASILEÑA, DE JULITA


Muy esponjoso y de un sabor muy suave.
Sigo con el maíz, pero esta vez no es una receta popular de nuestra tierra asturiana, viene de bastante más lejos, de la bonita geografía brasileña. Mi amiga Julita estuvo viviendo allí hace dos años y vino cargada de buenos recuerdos, vivencias estupendas y recetas. Y con la suerte de tener por vecina a una excelente cocinera de la que aprendió trucos y comidas muy interesantes. Una de ellas es este rico bizcocho de maíz. Suave y esponjoso a más no poder, es decir, que si os decidís a prepararlo no os defraudará. Eso si, una vez frío, hay que colocarlo lejos de la vista o correréis el riesgo de que desaparezca en poco tiempo.

Le agradezco enormemente a Julita la receta. Desde aquí le mando un abrazo.
Y un color amarillín, muy apetecible.
Un texto de A. G. Ovies


LIBROS

Gracias, libros: he tenido en mis manos hasta lo inalcanzable, lo que soñé a menudo, lo que la luz no ofrece ni la sombra te acerca. He pasado las páginas de lo que me dejó o perdí en el camino. He anotado los símbolos que nunca dije a nadie, he glosado las líneas que no compartiría jamás de los jamases. He pisado las calles fangosas de Macondo, he tocado a la Eneida, creyéndola mujer, he estado muchas noches a la épica sombra de la esperanza lóbrega de la firme Penélope. Gracias, libros, por las revelaciones y por las contingencias.

Por mis dedos cruzaron las golondrinas lóbregas que no han de regresar, las aguas de los ríos que van a dar al mar, inexorablemente; el canto de los pájaros que añoraba ya en vida, en su Moguer del alma, allá en el huerto claro, junto aquel pozo blanco, el autor de Platero; las aspas y gigantes del molino que muele la espiga de utopías. Sin vosotros yo nunca sería este humano breve que me siento.

¿Dónde existe más mundo, dentro o fuera de vosotros? ¿A lomos del día a día, lema y limo, o en lo que, desleídos, os leemos? ¿Qué es más verdad, la vida engañadora o las veraces sílabas que conforman los versos, las fábulas, las hermosas mentiras de vuestros mudos párrafos? ¿En qué lugar más humo, menos ascuas, en las favilas longevas de los plisados pliegos o en la instantánea chispa de esta existencia que casi no encendemos?

Libros, por encima de todo, gracias. Gracias por tanta tinta muerta, por tanta vida en tinta. Gracias por vuestros sentimientos y la ‘carnegrafía’. Sin conocer apenas, así es de superficial el hombre de la tierra, he conocido a fondo la claridad de Ítaca, los vinos sabrosísimos del suelo del Vesubio, el viento de Orihuela, la soledad de Gloria, los campos de Castilla. Y en algunas estrofas, acaso quedará el nombre de mi madre, grana bendita. (La Voz de Asturias, 25-04-09)


Así, sin más decoración ya está muy apetecible.

Necesitamos para el bizcocho

  • 4 huevos
  • 1 vaso de harina de maíz amarillo
  • 1 vaso de harina de trigo
  • 2 cucharadas soperas colmadas de coco
  • 2 cucharadas soperas colmadas de queso rallado
  • 2 vasos de azúcar
  • 1 vaso de leche
  • medio vaso de aceite de oliva
  • medio sobre de levadura
Elaboración
Para mezclar utilicé la batidora, pero se puede mezclar a mano perfectamente. Ponemos los huevos, la leche y el azúcar, mezclamos. Añadimos las dos harinas tamizadas con la levadura. mezclamos bien.
Ponemos el aceite, el coco y el queso, volvemos a mezclar muy bien.  Queda una masa bastante líquida, por eso forré el molde con papel de horno, por abajo y alrededor. Ponemos la masa en el molde (utilicé uno de 24 centímetros de diámetro, de los desmontables).
Cocemos en horno precalentado a 160º. Primero lo puse con aire y solamente por abajo media hora y por arriba y abajo, otros 15 minutos. Dejamos dentro del horno, con la puerta abierta unos minutos más y lo colocamos sobre rejilla. Una vez templado, desmoldamos, quitamos con cuidado el papel y colocamos sobre rejilla hasta que se enfríe del todo.
Quitamos la base del molde, y cubrimos con azúcar glas (opcional, Julita no se lo pone)
Queda bastante alto y muy esponjoso.
Lo podemos apreciar en el corte. 
Que vos preste.