mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

domingo, 2 de diciembre de 2012

GALLETAS DE MANTECA, PARA EL DÍA DE LA DISCAPACIDAD

Así de poco claro tienen el futuro miles de personas con discapacidad...

Hoy, 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de la Discapacidad. Corren malos tiempos para este amplio colectivo. Malos tiempos. Si el campo del trabajo está muy mal  para la población en general, no digamos nada para los que tienen alguna discapacidad, ya sea física, psíquica o sensorial. Los recortes presupuestarios, que tendrían que hacerse con mucha sensibilidad, parece que se ceban también en este grupo de personas: se recortan las prestaciones económicas, se quitan ayudas a domicilio, se quedan sin cotizar a la Seguridad Social los cuidadores, se rebajan los grados de discapacidad... Tristeza me da. Parece un sinsentido, creer en un mundo sin barreras y, a la vez, comprobar que las trabas para conseguirlo son cada vez mayores...

Mi sobrino y yo decidimos celebrar este día de la mejor manera, endulzando la tarde con unas galletas. Mano a mano, nos pusimos a ello y nos prestó mucho. Menos el amasado que se lo hice yo (le daba `cosa´meter las manos, je),  lo demás lo preparó él, y bien contento que se puso al ver el buen resultado. Es una masa muy agradecida, lo mismo se puede utilizar al momento que dejarla reposar cubierta con papel film, fuera de la nevera. Hicimos una buena cantidad, salieron 120 galletas, pequeñas pero gordinas. Es una receta que tenía nuestra madre en una libreta.

Desde aquí, nuestro ánimo a todas las personas con alguna discapacidad, con la esperanza de que seguramente que conseguiremos  alcanzar ese sueño, ese mundo sin barreras, ni físicas, ni psíquicas, ni sensoriales. Todo para poder ser mínimamente FELICES.
Las pastas de mi sobrino, elaboradas con la mayor de las ilusiones. Para todas las personas con alguna discapacidad y para los ancianos. ¡¡¡ Ánimo!!!

Un poema de A. G. Ovies

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Gracias.

Porque mi canto va dirigido

al que deriva de la estirpe del cactus.

Al que no sabe más que pedir perdón

por mirarnos de frente. 

 

A la benevolencia.

Al infierno de vida de la mitad del mundo.

A los que ya quisieran ser humildes.

 

Al buitre de las cumbres, a la gaviota.

Al ególatra arroyo, que va siempre a lo suyo.

Al clima, porque es sabio en su soberanía.

 

A todas las regiones adonde llega el sol,

a todos los poblados que los vientos recorren,

a todas las aldeas que despiertan los gallos,

a todos los caminos.

A las cuatro estaciones.

Al punto cardinal que aún no ha detonado.

A los cinco sentidos.

 

Mi canto es para quien forma parte, tanta parte de mí

tanta carne de mí

tanto cuerpo de mí

como yo mismo.


Para las galletas, (120 unidades) necesitamos:
No resultan muy dulzonas.
  • 1100 gramos de harina de trigo normal, tamizada
  • 500 gramos de manteca de vaca,  cocida y templada
  • 500 gramos de azúcar
  • 6 huevos enteros
  • 3 yemas
  • una cucharadina de café de: canela, anís y clavo, todo molido
  • el rallo de dos naranjas ecológicas
  • el rallo de dos limones ecológico
  • un pellizco de sal
 Elaboración 

Precalentamos el horno a 200º.
Molemos las especias, yo utilicé un mortero.  Ponemos en un recipiente amplio los huevos, las yemas, el rallo de las naranjas y limones, las especias, y la sal. Añadimos el azúcar y lo repartimos por arriba todo lo que podamos.

Ponemos la harina tamizada suficiente que tape el azúcar y volcamos la manteca templada por arriba. Empezamos a amasar y añadimos harina de poco en poco. Cuando no se amase bien dentro del recipiente, ponemos la masa sobre una superficie enharinada y seguimos añadiendo harina y amasando.

Cuando tengamos la masa terminada, una vez que no se pegue a los dedos, tomamos porciones de la misma y las boleamos un poco. Estiramos con el rodillo, dejando un grosor del tamaño de un dedo. Con el cortapastas a nuestro gusto, esta vez optamos por uno de corazones, formamos las pastas. Las colocamos sobre papel de horno en una bandeja del mismo. Pincelamos suavemente con huevo la superficie de cada pasta. las dejamos separadas un poco, no crecen mucho de tamaño, pero así cuecen mejor.

Cocemos, en mi horno (el pequeño, de sobremesa, de Lidl) , a 200º, 15 minutos. Colocamos sobre rejilla y dejamos que se enfríen.
Quedan muy ricas y se conservan unos cuántos días en una lata.
Crujientes por afuera y parecidas a las pastas por el interior.