mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

viernes, 10 de enero de 2014

RAVIOLIS DE LANGOSTINOS

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Como cada año, empezamos con todos los mejores propósitos. Quedan muchos días para conseguirlos, ojalá la tenacidad nos acompañe con la misma ilusión con la que los deseamos y lleguemos a buen puerto (en mi caso, cuando logro el veinte por ciento..., me doy por contenta).
Y ya de nuevo en la cocina, hoy os dejo una receta estupenda para un primer plato festivo. Parece mucho más complicada de lo que resulta tan pronto nos ponemos manos a la obra. El paso más importante es el momento de aplastar los langostinos. Tenemos que procurar no dejar huecos para que el relleno no se escape al cocinarlos.
Una manera más práctica, es prepararlos en el horno, porque se hacen todos a la vez y es más rápido. Para ello, el horno deberá estar a máxima temperatura, por arriba y por abajo, los pondremos en la parte central, unos 5 minutos, regados con un chorrín de aceite..
A ver qué os parece.

Os dejo un texto esperanzador de A. G. Ovies:

AÑO NECESARIO
Publicado en La Nueva España, 31-12-2013
En la foto, Llumeres.
Tendrá que ser pronto, porque es necesario. Ahora, quizá, sin demora alguna. Sin más dilación. Reventará un año y emergerá un mundo diferente y próspero. Una sucesión de siglos triunfantes. Un ciclo propicio para los jirones de la libertad y las trabazones de los sentimientos. Una época íntegra con aire muy puro y corazón sano. Y de este futuro tan próximo y ruin, tan opaco y frío, tan mediocre y yermo, tan timado y lúgubre, haremos pasado. No puede atrasarse. Ha de suceder. Tendrá que ser ya. Urge su llegada. Estamos cansados.

Volverán los campos a sentir el silbo de los labradores, la azada el grosor del hambre y la siembra, y el amanecer el canto del gallo. De nuevo estarán los pueblos repletos de humanos radiantes, las aldeas pobladas, las cuadras calientes del vaho del ganado. Los altos graneros colmados de viandas. Y las chimeneas humearán todas al caer la noche, cuando los hogares enciendan la hora del fuego sagrado. Volverá el bullicio de los lavaderos y el rumor de brisa de la ropa blanca. Y la voz obrera del que anuncia el pan, día a día, temprano. Y la primavera con su pensamiento fulgurante y regio, con sus carruseles de deseos silvestres y fragancias púberes y tardes larguísimas y horizontes amplios.

La tierra pondrá su benevolencia. Lo mismo que el agua, la espiga y el árbol. Así como el clima, la salud y el grito. La sombra, el respeto, el otoño, el sol, el afecto, el canto. Y por vez primera sobrarán recursos para la equidad y el contentamiento. Cada cual tendrá lo mismo que el otro, como cinco dedos hay en cada mano. Abundarán aves, frondas, peces, bayas. Buena voluntad, tesón, tolerancia. Y caminos fáciles portarán vigencia a los relegados. Nunca será poco lo que es suficiente. Nunca faltará lo fundamental. Jamás el exceso hará tanto daño.


Un transcurso blanco como nieve blanca. Un espacio limpio cual arroyo intacto. Con luz, con moral, con honestidad, plenitud y credos. Querremos vivir, dilatar los meses, prorrogar los años. Unos seres nuevos, proclives al bien, con hondos sentidos, que procurarán a todo su esencia, a todos, su espacio. Todo con el mérito que le corresponda. La luna, su cielo, la paz, su infinito. Los padres, sosiego, el joven, trabajo. Pero apremia el tiempo. Andamos perdidos. No hallamos salida. Ha de ser muy rápido.



Para los raviolis de langostinos, necesitamos: (4 raciones)
  • 32 langostinos medianos, crudos 
Para el relleno:
  • 300 gramos de gambas peladas
  • 100 gramos de jamón, mejor ibérico
  • 4 pimientos morrones
  • 3 dientes de ajo
  • 100 gramos de queso cremoso
  • aceite de oliva
Para acompañar:
  • patatas fritas, puré de patatas, arroz blanco....
  • perejil picado
Elaboración:


Pelamos los langostinos y los colocamos sobre un papel film extendido, enroscados, invirtiendo la posición de cada langostino para darles forma redondeada. Tapamos con otro papel film y con la palma de la mano o con un plato, aplastamos, dejándolos lo más finos posible y formando unas bases redondeadas.
Formamos paquetinos y los ponemos en el congelador . Mientras se congelan, hacemos el relleno. Picamos menudas las gambas, el jamón y los pimientos. Hacemos lo mismo con los ajos que los doraremos en la sartén con aceite. Ya dorados, añadimos el conjunto de las gambas.
Ya dorados, añadimos el conjunto de las gambas a la sartén, le damos unas vueltas y reservamos. Mientras se enfría, preparamos el acompañamiento. En este caso unas patatas que ahuequé con un utensilio que me regaló mi amiga Olvido.
En el momento de servir, sacamos los raviolis del congelador, ponemos sobre la mitad de los círculos, que harán de base,  un poco de relleno, por arriba unos trocinos de queso picado y tapamos con otro círculo. Tenemos que trabajar rápido para que no se descongelen.
En una sartén o plancha, bien caliente, con un poco de aceite, doramos por los dos lados los raviolis, con cuidado al darles la vuelta, para que no se rompan.
Servimos dos raviolis por persona, con el acompañamiento que se quiera, yo le puse un poco de salsa de mostaza y de tomate picante. Espolvoreé un poco de perejil picado.
Queda muy sabroso y sano.
Espero que vos preste.