Plegado con crema. |
Cresta. |
Un texto de A. G. Ovies.
ALBACEA
DE NOSOTROS
Cuando
la primavera no pueda volver ya, que alguien grite cómo eran estos campos a
mediados de marzo, cuando el sol se apasiona y en la luz se desgrana un
estremecimiento parecido al amor y sus deseos. Que alguien lea en voz alta el gozo
de los pájaros al despertar el día y disperse los nombres de los frutos
primeros. Que alguien pose la púrpura del pruno y los cerezos en las formas del
aire y declame el aroma de la paz que el manzano encomienda a sus flores. Que
se escuchen el oro y la fosforescencia de las prímulas nuevas y en los caminos
vibren ecos del labrantío y del estiércol.
Que
alguien lleve alegría a los condados cuando no sea posible que broten los
sanjuanes, el laurel y el saúco; cuando sea impensable que aniden los jilgueros.
Y escriba el centelleo del agua que desciende de las cumbres nevadas todavía. Y
divulgue el chasquido del espino bajo el calor intenso. Que no dejen de oírse
las verdades que ahora enuncian los pinares ni las vastas metáforas de la mar
desbocada. Ni el horizonte tímido, con su idioma quimérico. Ni callen los
galopes del nordeste intranquilo ni el alto pentagrama de las aves que vuelan,
exhaustas, desde Túnez. Ni el rebaño lozano que pasta el césped tierno.
Cuando
no nazcan rosas porque ha muerto la estirpe de las rosas que no falten
adverbios encarnados que testimonien siempre su prestancia. No se ausenten del
todo ni el alivio del lirio ni el cardo solitario ni el mentol del romero. Ni
las inestimables miniaturas que puntean la belleza: la violeta, el hisopo, las
malvas, las espuelas, el llantén, las verónicas, el trébol y el eléboro. Que
algún propagador se pronuncie albacea de la serenidad de aquellas tardes de
grillos pertinaces y cielo inmenso. Y pueda referir la miel que aún respiro
cada vez que lo evoco y lo siento tan lejos.
Que
insista siempre alguien, que alguien preconice el esplendor ingente que iluminó
estos siglos, que reincida alguien en tanta perfección, en tan gran libertad y
en tanto menosprecio. Que no se hunda el firme de tanta exactitud, que no
desaparezcan los atlas de la niebla ni el nácar del rocío ni el clima saludable
ni sus muchos linderos. Que exalten la pureza de lo que no intentamos mirar con
obediencia, de lo que no quisimos querer con lealtad, de lo que no supimos
respetar con respeto.
Para el plegado con crema necesitamos:
- masa de bollería hojaldrada
- crema pastelera
- cerezas confitadas
- gelatina de manzana o mermelada para abrillantar
- huevo batido
Elaboración:
Se estira un poco la masa para poder separar las tiras que se cortaron y se abre el cuadrado. Se pinta con huevo batido, bien extendido. |
Se doblan las tiras, invirtiendo la posición, de manera que queden formando un perfecto ángulo. |
Una vez frío el pastel, se pinta con gelatina de manzana o mermelada cocida y colada. |
Los mismos ingredientes que para el anterior , menos las cerezas confitadas.
Se termina de cortar y se enrosca el cilindro cortado dándole una forma redondeada. Se procede igual que con el anterior, |
Una vez frío, se pincela también de la misma manera. Perdón por las fotos, alguna está hecha con el móvil y tienen una calidad muy mala. |
¡¡¡QUE VOS PRESTREN!!!