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La carne queda muy tierna. |
Otra receta de las fáciles. También se elabora en un momentín y es mejor de un día para otro. Esta carne era la que se preparaba en casa de nuestros antepasados para las fiestas del pueblo. Mamá siempre siguió esta tradición y he de deciros que es un plato fijo en nuestra casa por estas fechas. Decía una vecina, ya fallecida, que la primera semana de agosto, nuestro barrio olía a carne asada.... ¡¡Qué verdad!! Mamá empezaba a cocinar el viernes, en sus potas rojas, enormes, para que el domingo a mediodía todo estuviera perfecto. El guiso del arroz, con su pollo casero; el conejo serenando, para que perdiera su sabor a "conejizo", que más tarde prepararía con "patatines redondines y diminutes"; los brazos de gitano, tres para nuestra casa y seis para familiares (nunca pudo ir a las verbenas por quedarse cocinando), el refrito para la sopa, así como la cocción de los pescados y su posterior retirada de espinas y la carne asada, que le quedaba riquísima... Cuántas exquisiteces... ¡Un montón de trabajo, para zamparlo en un momento! Pero la hacía tan feliz tenernos a todos alrededor de la mesa, compartiendo su comida y cariño, que me duele el recuerdo, me duele... Este es el mejor homenaje que te puedo hacer, mamá, intentar preparar tus platinos, por lo menos la mitad de bien que lo hacías tú.