Servimos tras espolvorear con perejil fresco. |
Pronto será verano y con él llegan los encuentros familiares, las celebraciones de las fiestas sacramentales donde los asturianos 'tiramos la casa por la ventana', es decir, nos hacemos con los más exquisitos productos y recetas para agasajar a los nuestros con las mejores viandas. Os deseo días felices a todos y os dejo un plato de merluza que me gustaría que fuese de vuestro agrado y que se lo preparéis a vuestros más allegados, que seguro que bien se lo merecen.
El caldo, a gusto de cada uno, en casa nos gusta caldosín. |
Un texto de A. G. Ovies.
Necesito escribir para callar. Para no ser, si algo soy. Para verificarme y desmentirte. Para engañarme y reafirmarte. Para apuntar que llueve y la tristeza de esta mañana se posa en los tejados y cala en la presencia de otros días. Para corroborar que esta imagen que veo, detrás de mi ventana, es tan cierta y hermosa como otoñal y efímera. Para no recordarte a todas horas y relatarte y ocultarte detrás de cada línea, en cada espacio en blanco, en los resortes de todas las palabras.
Escribir, como quien huye lejos, para dejar constancia de su apego a la vida que abandona, del árbol donde fue joven un día y amó y cinceló un nombre en la tierna corteza. Para subirse al alto de los significados y otear la infinidad de formas y alcances que aún desconocemos. Para no matar nunca e increpar siempre con derecho a dejar ‘sanguinoletras’ objeciones con algún cañonazo de palabra.
Escribir para invertir la sombra y descubrir su espalda luminosa y finísima.Para entender que nada es tan unívoco y todo excepcional y valedero, lejano desde ahora, muy cerca de nosotros. Para posar la culpa que me pesa y algunos sentimientos agresivos. Para que los silencios cobren cuerpo y asuman sus sinónimos, sus frases responsables.
Escribir para corporeizar el alma y el espíritu de los mudos periodos y las miradas huérfanas. Para profundizar en los superficiales precipicios que nos vedan la accesible llanura. Para acortar la inventada distancia que fabrican los altos dignatarios, interesada y mortífera. Para curar, con gramíneas esdrújulas y bayas guturales, la enfermiza y eterna soledad. Para silabear la esencia y la estructura del mismo sinsentido en tan distintos casos e iguales individuos. Para desafiar la gravedad de opiniones y axiomas y dictámenes. Para descuartizar el vacío y la duda.
Escribir para resucitar lo que pensamos muerto tan pronto como lo mata un antojo, una contrariedad o el hastío. Para sumar expresión y entidad a la continua resta que más nos deteriora y menos beneficia. Para pasar por puentes del pasado, de puntillas, hasta las poblaciones donde un día aparcamos nuestro propio y mudable parecido.
Escribir para deshabitar la flojedad y preservar misterios. Para desesperarme de esperanza. Para improvisar brisa en las alas del pájaro. Para desprogramar las máquinas impuestas y dar fuelle al pulmón y a las brasas y al riego y a la exigua candela que nos mantiene vivos.
Para la merluza, necesitamos:
- 1 merluza
- 8 patatas grandes
- 1 pimiento verde
- una cebolla
- un manojo de perejil
- unos dientes de ajo
- medio kilo de almejas
- 12 langostinos
- sidra asturiana
- caldo de pescado
- sal
Para el caldo:
- las espinas y cabeza de la merluza
- 1 puerro,
- 2 zanahorias
- 1 cebolla
- un manojo de perejil
Elaboración:
Ponemos por arriba un vaso de sidra. Dejamos que se reduzca y añadimos el caldo de pescado caliente. Cuando las patatas estén casi cocidas, añadimos el pescado, damos un hervor. |
Y ya podemos disfrutar este rico plato marinero. |
¡¡¡QUE VOS PRESTE!!!