mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

lunes, 28 de enero de 2013

POTE DE BERCES EN LA OLLA Y BACOCHAR BERCES

Y siguiendo con los platos calientes, uno estupendo, muy apropiado para estos días de antroxu que enseguida están aquí. Esta vez en la olla, para ahorrar energía y tiempo, que buena falta nos hacen las dos cosas. Aprovecho para poner un paso a paso de las dos maneras de bacochar les berces, tal como vi hacer a nuestra madre y a algún familiar. Comida de siempre en todas las casas de pueblo, una sabia combinación de verduras y grasas. Imprescindible: unes buenes fabes, rico compango y berces bien tiernes. Y si las queremos hacer desgrasadas, coceremos previamente el compango.
De la manera tradicional, en la pota y muy despacio, pincha aquí.
Compango, rico compango, aunque no para todos los días.
Un poema de A. G. Ovies



Yo no soy más grande que ninguno,
no poseo tampoco más riqueza.


Sino que al irse mi inocencia un día,
vi el camino del oro,
vi el camino de las posibilidades,
vi el camino de los devoradores,
vi el camino de la autodestrucción,
vi el camino de los acatamientos,
vi el camino de la desvergüenza,
vi el camino del miedo,
vi el camino de los reyes y de los tronos altos.
Y al irse mi inocencia un día,
miré a la libertad y fui tras ella.

Vi el camino sin ley de la palabra.



© Aurelio González Ovies

jueves, 24 de enero de 2013

FABES CON MEJILLONES Y GAMBAS

Un plato muy rico.
Con este frío que hace apetecen platos calientes y bien contundentes. La idea para preparar estes fabes me la dio mi prima María Jesús. Ella tiene que cocinar con muy pocas grasas ya que en la familia hay diabéticos. Y las hace con mejillones para poder aprovechar les riques fabes de su huerto. Resulta un plato muy rico y mucho más suave que la típica fabada con su compango. Si os gustan les fabes y también el sabor a mar, no dudéis en prepararlas, seguro que triunfáis. A nosotros nos gustaron mucho. Desde aquí le doy las gracias a mi tocaya.

Un texto de A. G. Ovies:
La isla Barrosa, Bañugues, con la mina y temporal. Foto de Bárbara García.
En algunos pueblos que quedan duele el tiempo, silba la soledad, huele a melancolía. Mancan las ausencias y el olvido mucho más que entre las multitudes y las prisas de las ciudades. Los pueblos son espectros de una existencia arcaica, donde nada cambia, nada permanece, nada prorrumpe, nada palpita.

Las garras del tiempo brotan en los muros caídos, en las contraventanas que ya no se abren, en los altos caserones arruinados y en las sebes que tupen los caminos y en los esqueletos de las ermitas. En el silencio de las tardes y en los hierros que pudren en las escombreras. Todo es futuro pasado en los pueblos que persisten, aun sin vida. Se percibe en las paredes agrietadas, en las rosas confusas, en las veletas atragantadas y en las eras desiertas y en los pomares y en las paneras resentidas.

Las únicas imágenes de vida, en muchas ocasiones, son avisos de muerte, indicios de derrumbe, huellas de despedida: las chinchetas, la esquela en los postes de la luz, la ropa de un difunto que quema en una hoguera, el somier que se pudre en la antojana, el tendal derribado con unas cuantas pinzas, el gallinero solo, abandonado, un remolque entre zarzas, un bidón, una fuente, un armario, un establo, un canalón vencido, un pozo seco, unos gatos hambrientos, unas chapas partidas de uralita.

Nada de lo que fue. Si los muertos volvieran, echarían de menos a los niños, temprano, el canto de los gallos, el fruto de los árboles, el rumor de las cuadras, la voz del panadero, la mañana encendida. Preguntarían qué ha sido de la tienda, del chigre, de las horas de charla, de la fe, del local del barbero, del molino y de la harina. Preguntarían por qué nadie camina a ningún sitio, por qué nadie recoge la cosecha, por qué no hay animales en las cuadras, por qué nadie se da los buenos días, por qué todo se compra y nada se elabora, por qué no sabe nada a verdad de verdad, por qué nada perdura y todo se tira.

En los pueblos el tiempo es más sincero y más triste, sí, eso es cierto. Pero punzan profundo sus espinas. Uno se echa de menos a sí mismo, añora en cualquier parte su esencia y su linaje. Uno cruza los días y se asume perdido. Uno sale a la noche y todo, menos la luz de las estrellas, agoniza.

(La Nueva España, 3-10-2012)


domingo, 20 de enero de 2013

PASTEL DE ALMENDRA CON GALLETAS, DE MELINA



Delicioso y fácil.
Van ya unos meses desde que empezamos unas cuantas amigas unos cursos de manualidades. Lo pasamos muy bien, aprendemos muchas técnicas y merendamos. Cada tarde una de nosotras lleva el dulce. Melina nos regaló "les delicioses casadielles" que ya publiqué y hace unas semanas elaboró este pastel que nos gustó mucho. Lourdes también preparó una tarta muy rica que hacen en su pueblo, Villa Manín, en León. También tengo la receta y os diré como se hace, está muy rica. Hoy, publico este  pastel, bizcocho o tarta, la verdad es que no se denominarlo acertadamente. Tiene la textura de un bizcocho, el sabor de la tarta de almendra y la consistencia de los pasteles de frutos secos. Se prepara con facilidad, pero no hay que desesperar con la cocción, que ha de ir muy despacio y a fuego bajo, pues se quemaría de no hacerlo así. Merece la pena disfrutar de este sabor, os aconsejo que lo preparéis, seguro que no os defraudará.

`Con la luz de mi cocina´, en este mes, hace dos años, empezó su andadura... Gracias a todos los que hacéis posible que siga adelante.

Un texto de A. González Ovies, nuestras vivencias marineras:
Foto gentileza de Bárbara García, Bárbara el Pinto. (Gracias, guapa.)

Cuanto más ronque la mar, más cherva arranca. Es época de lluvia y noches de galerna. Pero eso no impide que madruguemos mucho, desayunemos rápido y bajemos de prisa hasta la playa, porque ya está bajando la marea. Llevo la ropa de aguas y debajo un jersey y unas botas de goma y calcetines gordos. Hace frío, yo casi no lo noto. Con los guantes evito que me rajen las manos y se llenen de grietas. Algunos marineros nos dan los buenos días. Las cinco menos cuarto. A pesar de las nubes y del sueño que arrastro, se ve bastante bien, no hace falta encender ni la linterna.

La gente está metida en la mar, con el agua hasta el cuello. Remolcan con los trueles enormes lo que atrapan y lo echan en la arena. Una voz nos avisa de las olas furiosas, cada tres entra una gigante y peligrosa. La resaca es terrible y nos arrolla a todos y nos quita la cherva. La mar es muy traidora, siempre lo dicen todos. No hay que darle la espalda ni perderla de vista. Gritos, nombres, carreras. A trancas y a barrancas, encharcados, alcanzamos la orilla. Ahora sí que retiemblo, los huesos se me hielan. Mientras se calma un poco vamos a los montones que quedaron en seco y escogemos lo bueno, quitamos las malezas. Cuidado con las palas de dientes, que son muchas. De nuevo lo apilamos y cada cual lo marca de algún modo, con un trozo de plástico, con un palo o un trapo o unas piedras.

Empieza a amanecer. A lo lejos alumbran las luces de los barcos. Quién pudiera ir en ellos hasta el último océano, hasta el fin de la Tierra. Hay un tufo a carnada y a pez muerto. Huele mejor el ocle, a vida muy antigua, a sal muy fresca. Encuentro entre las algas las cosas más extrañas, lo mismo que en la rucha: anzuelos enrollados en marañas de tanza, frascos de medicinas, jibias, conchas, zapatos, botellas extranjeras. Me entretengo leyendo las palabras tan largas. ¿Desde dónde vendrán, de qué parte del mundo? No me puedo parar. Enseguida debemos subir todos los sacos, acantilado arriba. Eso sí que es trabajo y que me da pereza. La espalda chorreando, la cerviz oprimida, los hombros destrozados, las piernas que flaquean. Pero no hay vuelta de hoja. Que esto saca de apuros. En la otra temporada vendimos muchos kilos y compramos la radio y pagamos a plazos la nevera.
(La Nueva España, 16-01-2013).

lunes, 14 de enero de 2013

POTE MARINERO DE MERLUZA Y ALMEJAS




En nuestra región, sobre todo en los pueblos marineros, hacer potes de pescado es bastante frecuente. Vale todo. Tanto pescados blancos, azules, de roca... En este caso es con merluza, ahora que está tan barata hay que aprovechar. Doré un poco la merluza previamente para que los trozos no se deshagan entre el caldo y así no encontrar espinas al comer. Además al rebozarla con harina, espesa un poco el pote. Utilicé una merluza entera para hacer el caldo con la cabeza y demás restos, pero si lo preparamos con lomos, es muy fácil quitar todas las espinas con unas pinzas normales. Las almejas son congeladas. Las dejo en agua con sal, sin descongelar, dentro de la nevera, la noche anterior a la preparación. Así sueltan la posible arena y no pierden nada de sabor. Es un plato barato y, aunque parezca un poco latoso, merece la pena.

Dentro de poco, a principios de febrero, se celebra en nuestro concejo la festividad del Santo Cristo del Socorro y es muy popular la calderada de pescado. Se hacen honores, de esta manera, a todos los pescadores de nuestras parroquias marineras. Este año, una vez más, os prepararé otro plato de pescado, si Dios quiere. Mientras tanto, os dejo con este de merluza.




Más libertad, más voz. Más ira en la palabra. Nos han envenenado la entereza. Nos han traicionado hasta con el silencio. Nos han descuartizado la confianza. Ha llegado la hora de descastar desdichas y estas tribulaciones que asfixian hasta el aire. Es el mejor momento para arrasar con todo lo que ha sido mentira, con todos los que han ido trazando esta congoja, con falsarios, ladrones y sofistas. Para asolar sospechas, aprensiones, discordancias. Desmantelar designios, ignominias, dividendos y usura. Es época de triunfo y esperanza. El instante preciso para evadir el peso de los amos. Y que reyes y códigos cierren definitivamente sus solapas.

Es el tiempo de repartir el oro de los duques, las minas del mediocre, el botín de los pícaros, las ciudades ocultas, el néctar exquisito, la salud del monarca. De detener el pie que nos humilla, de desgajar la mano que nos prensa, de tabicar los ojos que sindican, de aniquilar el mal que nos aplasta. Es la ocasión propicia para igualar el ras y las desproporciones, para hermanar los desiertos y el piélago, para ofertar el sueño y la certeza, para brindar futuro donde no hay ni presente. Para quemar el germen de las iniquidades. Para replantear la partición del pan, para reconducir la dirección del agua.

Es buen ahora para horadar enigmas y recelos. Para sentirse vivo y valeroso. Para dejar a un lado narcisismos, remilgos y desganas. Para exigir porqués y lo que es nuestro. Para recuperar un poco de amor propio. Para hacernos oír ante los jueces, ante sus indolencias y sus máscaras. Para dejar de ser endebles entidades, risibles espantajos. Es un ahora único para desposeerse de marbetes y clanes, de credos y de lemas, de líderes y piaras. Para desbaratar altares y apotegmas. Para desubicar topografías y lindes. Para reorientar tributos e intenciones. Para transparentar conjuras y atentados, convenios y patrañas.

Es tiempo de gritar con gritos muy tranquilos, con firmeza serena, con fines infalibles, con voluntad intacta. De desprender la bruma que arrastramos, la herrumbre que nos merma, la sumisión, el frío, el descontento, la poquedad, la rabia. De escribir, para siempre, el despecho y las sombras. De estampar, como nunca, decisiones y rúbricas que nos identifiquen con entes virtuosos, con seres animosos, con seres que se entienden, con seres que se aman. Es la estación idónea para aullar al unísono: basta. Para, desde la paz, vociferar sin tregua: ¡Basta, basta. Ya basta!
(La Nueva España, 21-11-2012)

viernes, 11 de enero de 2013

GALLETAS CRUJIENTES DE MAÍZ


Crujientes y con un toque a maíz muy suave.

Estas galletas las preparé en un momento para una merienda con mis tíos. La verdad es que están muy ricas y como son tan crujientes y finas, desaparecen enseguida de la bandeja. En casa nos gusta mucho todo lo que lleve harina de maíz. No quedan muy dulces. Utilicé un molde de galletas de los que van marcando la pasta a la vez que la cortan y me parece que me haré con más modelos, quedan muy bien, perfectamente delineadas. Os dejo con la receta y unas palabras del poeta.

LEJANO YO

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                                   (AGO. El Requexu. Bañugues. 29-04-10)

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que yo no siento tan honda y limpiamente la amplitud del verano ni me paro a observar el verdor de las hojas ni me siento tranquilo a la sombra de un árbol ni me adentro sin premuras ni heridas por los viejos caminos que tanto he caminado? ¿Cuál fue el punto de fuga, el momento preciso de tan definitivo desencuentro? ¿Queda todo perdido o subsiste incólume e inasible en las esplendorosas campiñas de la infancia?

¿Dónde me habré abandonado por vez primera, dónde me habré mudado y dejado mi ser como dejan tirada las culebras su camisa ya vieja? ¿Cuánto hace que no siento la honesta frescura de la brisa ni me asomo a la mar y lanzo piedras al eterno afán de las mareas? ¿Cuánto que no me abrazo con el cariño antiguo ni me pregunto, con sincera mirada, qué es lo que quisiera, qué busco, que no sueño, por qué me alejo tanto de mí mismo? ¿Qué espero que no haya sucedido, qué no ha sido de lo que yo esperaba?

¿Me parezco ahora en algo a aquél que cruzaba los prados protegido, agarrado a la maternal mano de Remedios; algo a aquél que andaba por entre la cintura del maíz arrancando las barbas para trenzar bigotes de mentira que pegábamos con jabón en la niñez de nuestras caras? ¿En qué a quien le entusiasmaban las charcas y los juncos y los abrevaderos, donde pasaba tardes enteras, entre tritones, musgos y renacuajos ágiles, con un colador roto y una lata?

¿Cuánta distancia queda hasta sus ojos nítidos, hasta su corazón sin desconfianza? ¿Por qué nunca más vino a trepar las higueras y a esconder las luciérnagas en cajas de cerillas? ¿Por qué jamás regresa en julio, hacia el ocaso, echado entre la hierba en lo alto de los carros tirados por las vacas? ¿Qué hay en los tendejones antiguos de su vida, qué queda de sus gomeros y de sus zancos, de sus trabucos de madera y sus chanclos gastados y sus botas de agua?

¿Qué parte de mí será más firme, qué fracción de lo que era y cuál más cierta de todas las que fueron descosiéndose o defraudé temprano o deshojaron prontas antes de que yo las desprendiera o dejara olvidadas entre cantos de cucos, manzanilla, malvises y los cables tendidos por las arañas del tronco del laurel a cualquier rama? (La Nueva España, 19-05-10)

lunes, 7 de enero de 2013

AGUJA DE TERNERA CON DÁTILES

Económica y deliciosa.
¡ Feliz 2013! Os deseo de corazón un año lleno de cosas buenas: salud,  trabajo, unión familiar y mucha amistad.

Después de este parón navideño, vuelvo con una carne barata y que, preparada así, queda muy rica. Muy fácil de elaborar y combina con muchas guarniciones. Un buen puré de patatas, de zanahorias o de cualquier otra verdura le viene genial, sin olvidar los espárragos o las tan socorridas patatas fritas.

Si queréis cambiar la aguja por lomo de cerdo, también queda muy rico. Y si no os gustan mucho los dátiles, he de deciros que no se nota apenas su sabor, pero dan un toque caramelizado estupendo a la cebolla.

Ya se que van a ser semanas de remordimientos y de dietas... Pero un domingo bien se puede hacer una excepción y no está de más darse una alegría con este plato.

A ver qué os parece.

También quiero agradecer el trabajo desinteresado de dos amigas. De Katy y de María. Llevan cuatro años publicando infatigablemente sus recetas de cocina casera. Aperitivos, primeros, segundos, postres, galletas, bizcocho... Todo bien documentado en un estupendo índice, en su blog Para hincar el diente K+M.  Platos típicos que generosamente nos regalan, casi a diario. Muy factibles, sin grandes complicaciones para que puedan estar al alcance de todos.

Gracias amigas, muchísimas gracias por todo lo bueno que nos dais. Brindo con vosotras para que podamos seguir así muchos años más.