Tenemos dos opciones:
A la hora de estirar la masa, si la dejamos finita, nos salen unas galletas muy crujientes. Si, al contrario, dejamos una masa un poco gruesa, quedarán como pastas. Eso va en gustos. A mi me gustan más finitas, así puedo comer más!
NECESITAMOS:
- 1 huevo
- 550 gramos de harina
- 250 gramos de mantequilla
- 250 gramos de azúcar moreno (yo utilizo de la tienda de dietética, es un poco más caro, pero merece la pena )
- 200 gramos de miel
- 150 gramos de almendra molida
- 1 sobre de Royal
- 2 cucharadas de canela
ELABORACIÓN:
Mezclamos el azúcar con la miel. Batimos el huevo y lo mezclamos todo muy bien, hasta que veamos que el azúcar casi no se nota.
Mezclamos la harina con el Royal y la canela y tamizamos.
Ponemos la mantequilla al punto de pomada.
Si tenemos máquina amasadora lo colocamos todo en ella y lo amasamos bien.
Manualmente, ponemos la harina en un bol amplio, añadimos la almendra picada y la mezclamos bien.
Hacemos un volcán en el centro y ponemos, por este orden el resto de ingredientes, la miel y el azúcar con el huevo, a continuación la mantequilla en su punto y lo vamos mezclando todo con movimientos envolventes hasta que tengamos una masa un poco pegajosa, pero unida.
Hacemos una bola, la cubrimos con papel film y la metemos en la nevera un mínimo de tres horas.
Precalentar el horno a 180º.
Estiramos con el rollo poniendo por abajo de la masa y por arriba, papel de cocina, para poder estirarla bien,( porque es una masa que si se espolvorea con harina pierde el bonito brillo que tiene), y le vamos dando las formas que queramos con un cortapastas.
Colocamos en bandeja de horno forrada con papel de cocina un poco separadas unas de otras, porque crecen un poquito, y las dejamos cocer unos 1o - 12 minutos, esto también va a depender de lo gorditas que las hagáis. Vigilando un poco la primera hornada lo sabremos con más certeza.
Dejar enfriar para sacarlas de la bandeja, porque se deformarían.
¡QUE APROVECHE!