mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

martes, 3 de abril de 2012

MARAÑUELES DE LA GÜELINA DE COPEPI (CONDRES)

Unas marañuelas con sabor a pasado.
Los cursos de cocina en los que participo desde hace años, además de enriquecer mis conocimientos culinarios, me dan la oportunidad de conocer a personas entrañables. A pesar de pertenecer a la misma localidad, hay muchas a las que no tengo el gusto de conocer y así me pasaba con Copepi.
Fue en el primer curso de cocina donde coincidí con ella y desde muy pronto empezamos a caernos bien. Su caracter alegre y dicharachero hacía que nos lo pasásemos estupendamente.  Así hasta hoy, que nos presta un montón cuando nos encontramos por casualidad por Luanco o quedamos para tomar un cafetín. Y hablando una tarde de marañuelas, me comentó que ella preparaba unas que iban a caballo entre las que hacen en Candás y las de Luanco, las que siempre amasaba en casa su güelina, y ésta a la vez había heredado la receta de sus antepasados. Así que tiene historia y de las buenas. Son las que hoy publico y que las llamo `de Condres´, pueblo de mi amiga. Me voy dando cuenta de que, a pesar de existir una receta patrón, en cada pueblo las hacen un poco a su manera. Pero éstas de la güelina de Copep son de las más ricas que preparé. Queda una masa muy manipulable, (lo digo por todos aquellos a quienes se le resiste un poco este tipo de masas) que se trabaja muy bien y de unos resultados sorprendentes. Vale la pena que las preparéis. Con esta cantidad salen muchas, unas 10 docenas, pero se conservan unas semanas bien cerradas en una pota o en una lata. Así es como se guardaban siempre.

Desde aquí le doy las gracias a Copepi por ser tan generosa y compartir conmigo esta receta tan especial. De las de guardar con mucho cariño.

Bueno, y para cerrar este capítulo de les llambionades de Semana Santa todavía me quedan las rosquillas de mi madre y el bollo de Pascua de este año, si queréis ver el del año pasado y el anterior están aquí.


Otro poema de A. G. Ovies

TERRITORIOS DE OPIO

POSEO EL VENENO sabroso de la soledad,
sus amargos tragos y ese remordimiento de haber dejado
en el camino algunos nombres.
Tengo en las manos la herida de una palabra mal escrita,
la sangre de un velero que se diluye en la memoria,
la locura de un abril sobre las rosas.
Nombro una droga prohibida como la dulzura de esa muerte
que llega hasta nosotros con el pelo mojado
y nos enamora un poco de la lluvia.
Nombro esa soledad que nos hace el amor como los frutos
y se deja caer, tan vegetal, como una rama.

De `NADIE RESPONDE´


Necesitamos

  • 12 huevos enteros
  • 6 yemas
  • 1250 gramos de azúcar
  • rallo de 4 limones
  • 1 kilo de manteca, de vaca,  cocida
  • la harina que lleve, entre 3-4 kilos, depende del tamaño de los huevos
Elaboración

En un recipiente grande ponemos los huevos y las yemas.
Por arriba el azúcar.
El rallo de los limones,
Y la mantequilla líquida, templada,
Vamos poniendo harina tamizada
Y amasando, seguimos poniendo harina y amasando...
Cuando se empiece a despegar la masa de las paredes del bol, ponemos la masa sobre la superficie de trabajo, enharinada.
Y seguimos amasando hasta conseguir una masa elástica que no se pegue a las manos. Tiene que quedar como si fuese plastilina, muy fácil de manipular sin que se rompa.
Cortamos un trozo.
Y formamos un rulo.
Lo cortamos en porciones, del tamaño de una mandarina pequeña.
Y formamos una bolina.
La estiramos, para formar las marañuelas, la superficie de trabajo tiene que estar muy limpia, no deben de quedar restos de la masa, para que no se pegue y podamos manipularla a nuestro gusto. 
Y la enroscamos. Ésta es la forma original de la marañuela 
Otra manera es doblando la tira y enroscando.
La cerramos .
Para hacer una coleta, cortamos una tercera parte.
La colocamos en el centro.
Colocamos las marañuelas en placa de horno sobre papel y las ponemos a cocer en horno precalentado a 200 con aire y por arriba y abajo, hasta que se vean doradinas, unos 15 minutos. Hay que separarlas un poco. 
Una vez frías, a disfrutarlas. (En casa no van dejando que se enfríen)
Quedan muy crujientes y con un sabor a mantequilla excelente.


¡¡¡Que vos presten!!!