mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

miércoles, 13 de marzo de 2013

CRESTA Y PLEGADO CON CREMA: bollería hojaldrada

Plegado con crema.
Estos días apenas tengo tiempo para poder estar en vuestras cocinas, ni en la mía. Aprovecho para publicar estos dulces que tenía guardados del curso. Quisiera no aburriros con tanta bollería, pero me apetece poner las diferentes formas de presentarla. Yo disfruté mucho con ello. Aún tengo pendiente también la publicación de las fotos del Festival del Oricio, espero poder hacerlo pronto. Besinos a todos.
Cresta.

Un texto de A. G. Ovies.

ALBACEA DE NOSOTROS




Cuando la primavera no pueda volver ya, que alguien grite cómo eran estos campos a mediados de marzo, cuando el sol se apasiona y en la luz se desgrana un estremecimiento parecido al amor y sus deseos. Que alguien lea en voz alta el gozo de los pájaros al despertar el día y disperse los nombres de los frutos primeros. Que alguien pose la púrpura del pruno y los cerezos en las formas del aire y declame el aroma de la paz que el manzano encomienda a sus flores. Que se escuchen el oro y la fosforescencia de las prímulas nuevas y en los caminos vibren ecos del labrantío y del estiércol.

Que alguien lleve alegría a los condados cuando no sea posible que broten los sanjuanes, el laurel y el saúco; cuando sea impensable que aniden los jilgueros. Y escriba el centelleo del agua que desciende de las cumbres nevadas todavía. Y divulgue el chasquido del espino bajo el calor intenso. Que no dejen de oírse las verdades que ahora enuncian los pinares ni las vastas metáforas de la mar desbocada. Ni el horizonte tímido, con su idioma quimérico. Ni callen los galopes del nordeste intranquilo ni el alto pentagrama de las aves que vuelan, exhaustas, desde Túnez. Ni el rebaño lozano que pasta el césped tierno.

Cuando no nazcan rosas porque ha muerto la estirpe de las rosas que no falten adverbios encarnados que testimonien siempre su prestancia. No se ausenten del todo ni el alivio del lirio ni el cardo solitario ni el mentol del romero. Ni las inestimables miniaturas que puntean la belleza: la violeta, el hisopo, las malvas, las espuelas, el llantén, las verónicas, el trébol y el eléboro. Que algún propagador se pronuncie albacea de la serenidad de aquellas tardes de grillos pertinaces y cielo inmenso. Y pueda referir la miel que aún respiro cada vez que lo evoco y lo siento tan lejos.

Que insista siempre alguien, que alguien preconice el esplendor ingente que iluminó estos siglos, que reincida alguien en tanta perfección, en tan gran libertad y en tanto menosprecio. Que no se hunda el firme de tanta exactitud, que no desaparezcan los atlas de la niebla ni el nácar del rocío ni el clima saludable ni sus muchos linderos. Que exalten la pureza de lo que no intentamos mirar con obediencia, de lo que no quisimos querer con lealtad, de lo que no supimos respetar con respeto.



Para el plegado con crema necesitamos:





Elaboración:
Se extiende la masa hasta dejarla lo más fina posible. Se corta en cuadrados de unos 10-12 centímetros de lado. Se doblan por la mitad y se hacen unos cortes por los lados  del triángulo que quedan con dos capas de masa. Se llega cortando hasta unos 2 centímetros antes del final.
Se estira un poco la masa para poder separar las tiras que se cortaron y se abre el cuadrado. Se pinta con huevo batido, bien extendido.
Se doblan las tiras, invirtiendo la posición, de manera que queden formando un perfecto ángulo.
Se pone en el interior unos cordones de crema pastelera y se decora con una cereza en almíbar. Se espera un tiempo hasta que aumente menos del doble el volumen, se pinta con huevo y se cuece a horno fuerte, 200º-220º. en horno precalentado. Unos 10-15 minutos.
Una vez frío el pastel, se pinta con gelatina de manzana o mermelada cocida y colada.
Para la cresta, necesitamos:



Los mismos ingredientes que para el anterior , menos las cerezas confitadas.
Se hacen rectángulos de la masa bien estirada, de 12 centímetros de ancho y el largo que se quiera. Se le pone un cordón doble de crema pastelera, en la parte más larga, a unos 3-4 centímetros del borde, se enrosca con media vuelta y se pincela el resto del interior de la masa, para que no se abra al cocer.
Se termina de enroscar y se forma así un rulo. Se corta en trozos de 10-12 centímetros, se hace un corte sesgado en uno de los laterales de cada rulo y se le dan varios cortes, también sesgados , pero sin llegar al final del cilindro. De llega hasta un centímetro antes, más o menos.
Se termina de cortar y se enrosca el cilindro cortado dándole  una forma redondeada. Se procede igual que con el anterior, 

Una vez frío, se pincela también de la  misma manera. Perdón por las fotos, alguna está hecha con el móvil y tienen una calidad muy mala.

¡¡¡QUE VOS PRESTREN!!!