Este año la cosecha de cebollas en mi pueblo no fue del todo buena. Llovió, llovió y llovió, así que la mayoría de los que plantaron recogieron pocas. En nuestra casa la suerte no fue mejor, y muchas quedaron muy pequeñas. Son las que caramelicé. Exquisitas.
Las hago con cebollas normales, en juliana, cuando no tengo pequeñinas. |
- 1 Kilo de cebollas pequeñinas. Si no tenemos , cebollas normales
- 1/2 litro de aceite de oliva virgen
- 2 cucharaditas de azúcar
- 2 cucharaditas de vinagre de Modena
- sal
Pelamos y limpiamos bien las cebollas. Si son pequeñinas, las dejamos enteras, si son normales, las picamos en juliana gruesa.
Ponemos el aceite en una cacerola del tamaño apropiado para que nos cubra todas las cebollas y en frío las ponemos al fuego. Las salamos.
Dejamos que se vayan haciendo muy despacio, con muy poco calor. Estarán listas cuando al pincharlas con un palillo, entre en ellas sin dificultad.
Las escurrimos del aceite y las colocamos en otra cacerola, las ponemos al fuego vivo, rociándolas con el azúcar; movemos repetidas veces la cacerola para que el azúcar se reparta bien. Cuando estén morenitas, añadimos el aceite de Módena y dejamos que reduzca.
Se sirven calientes o frías, como más pidan la ocasión o el apetito.