PARA EMPEZAR
al decir que en su cuarto caía una gotera
o que su pobre madre le hacía el bocadillo
siempre de natas con azúcar
- son cosas de la vida-.
Confieso que en mi casa el olor a humedad
era casi entrañable
y todos los domingos se comían garbanzos,
salvo en alguna fecha señalada.
Que lloré muchas veces por no querer llevar
los jerseys con coderas
o no tener un lápiz con enanito arriba.
Confieso que la ropa nos la daban los primos
que ahora son albañiles
y que nuestra familia se rompió por la herencia
de unos metros cuadrados de baldosas con taras
- son cosas de la vida-.
Que, a escondidas de todos y hasta los siete años,
tuve el chupete debajo de la almohada.
Confieso que los míos son personas sencillas:
usted sospecha que hablo de un padre que no sabe
lavarse bien los dientes,
de una mujer que escribe con mala ortografía,
de unos hermanos fieles como la misma sangre
y una casa que huele, cada vez que entro en ella,
a las húmedas manos de la melancolía.
Confieso que he nacido donde hubiera elegido
por encima de todo
cada vez que naciera.
"La hora de las gaviotas"
Aurelio González Ovies, Premio Hispanoamericano de poesía Juan ramón Jimenez, 1992
NECESITAMOS
- 6 huevos
- 350 gramos de azúcar
- una taza de nates de leche cocida
- medio kilo de harina
- 15 gramos de levadura tipo Royal
- canela en polvo al gusto
- una pizca de sal
Ponemos la harina tamizada con la levadura en volcán y echamos dentro el resto de los ingredientes.
Amasamos en movimientos envolventes hasta conseguir una masa bien ligada. Si hiciese falta le ponemos un poco más de harina.
Formamos una bola y la envolvemos en papel film, dejándola reposar una media hora.
Calentamos el horno a 160º.
Hacemos bolitas del tamaño de una nuez.
Las colocamos sobre una plancha de horno forrada con papel y achatamos las bolitas con la palma de la mano. Las dejamos un poco separadas porque crecen en el horno.
Con un tenedor le hacemos unos puntitos por arriba para decorar, yo utilicé un decorador de pan (regalo de mi amiga Sole, procedente de un país asiático)
Colocamos en el horno, en la parte baja con calor por abajo. Las dejamos unos 15 minutos.
Comprobamos que empiezan a dorar por arriba y cambiamos a calor por arriba unos 2-3 minutos más.
Dejamos enfriar.
Si las pintamos con huevo batido quedan más doradinas. Las preparé tal como las hacía mamá. |
BUEN PROVECHO!!!