Las rosquillas de la niñez. |
Nos reuníamos en casa de los abuelos de mi madre y éramos un montón, en aquella cocina de mesa larguísima, que a los ojos de nuestra niñez parecía gigante. Se tiraba la casa por la ventana a la hora de preparar la comida: potas con sopa de pita y sus menudos, patatines guisades con conejo, arroz con pollo y leche presa, así como rosquillas para los chiquillos. Pero lo de menos era la comida, lo importante: la compañía serena de primos, tíos, amigos y conocidos que nos juntábamos para la celebración.
¡Qué añoranza me invade cuando siento elevarse los voladores y su explosión de fiesta! Hoy ya nada es igual, los festejos no se celebran con el rigor ni la ilusión de entonces. Los jóvenes tienen otras vías de diversión y los de antes, o envejecemos o ya no están... ¡No quiero ponerme ñoña!
Os dejo la receta de les rosquilles. Vale la pena hacerlas, son tremendamente fáciles y muy ricas.
Las hacían con una taza y un pocillo. También con un pocillo y un dedal. |
Y LO MEJOR:¡¡¡¡ APENAS SE EMPAPAN DE ACEITE!!!!
NECESITAMOS
Con esta cantidad salen unas 50 rosquillas de 6 centímetros de diámetro. Suelo preparar la cantidad completa, divido la masa en tres y congelo dos, por separado. Las descongelas en el momento que las necesitas, en el programa de descongelación del micro y amasas un poco y lista para darle forma.
- 1 vaso de aceite de girasol
- 1 vaso de moscatel
- 3 vasos de azúcar
- un chorrín de anís dulce
- el rallo de dos limones
- 6 huevos pequeños
- 2 sobres de levadura tipo Royal
- la harina de repostería que nos lleve para tener una masa que se pueda manipular , tipo masa de empanada, aproximadamente un kilo y medio
- azúcar glass para espolvorear
Cuentan que lleva encadenado un diablo al que venció el Santo... ¡¡¡A ver si resisto la tentación de comerme un montón!!! |
ELABORACIÓN
Ponemos en un bol los huevos con el azúcar y lo batimos bien.
Añadimos el moscatel y el anís y seguimos batiendo.
Incorporamos poco a poco el aceite.
Mezclamos la levadura en medio kilo de harina y la tamizamos.
Añadimos el rallo de limón y poco a poco la harina tamizada.
Tamizamos otro medio kilo y le vamos añadiendo harina a la vez que amasamos, hasta que nos quede una masa firme y elástica. Tamizamos más harina si fuese necesario
La extendemos con el rollo hasta dejarla de un centímetro y medio de grosor.
Con un cortapastas de donuts, o dos redondos de diferente diámetro, hacemos las rosquillas., sobre una superficie enharinada.
Calentamos en la freidora o un cazo alto, abundante aceite de girasol, la suficiente para que las rosquillas se sumerjan y floten en ella a medida que se fríen. Lo calentamos sin que llegue a alcanzar mucha temperatura, para que se hagan bien por dento.
Vamos colocándolas a medida que se frían sobre papel de cocina, para eliminar el exceso de aceite.
Una vez bien frías, se cubren con el azúcar glass.
A las pequeñinas no les pongo azúcar glass |
Los restos de masa del interior de las rosquillas los aprovecho para hacer una especie de galletinas, aplastándolas con un tenedor y friéndolas .
Quedan crujientes y muy ricas. |
¡QUE VOS PRESTEN UN MONTÓN!