mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

viernes, 17 de mayo de 2013

BIZCOCHO CON HARINA ECOLÓGICA DE MAÍZ Y CHOCOLATE


Todo el sabor del maíz en un bizcocho.
La harina de maíz nos gusta mucho y en este caso, es de una calidad excepcional, triturada en molino de piedra, fina, fina y cultivada en campos de agricultura ecológica, sin ningún añadido químico. Por eso, y no cabía esperar otra cosa, el bizcocho quedó muy rico y con un color envidiable. Le tengo que agradecer a mi amiga Marigel este rico grano. Ella y su marido fueron los que consiguieron la harina procedente de esos molinos de agua ya muy escasos, que muelen despacio y con el objetivo de dejarla igual que antaño. La verdad es que es un tesoro, ojalá su dueña siga con el empeño de conservarlo y moliendo para nosotros.
Y con el chocolate, aún más rico.

Unas palabras de A. González Ovies:

   Eco engañoso
Reverberaciones en mayo
Santa Olaya, desde Gumendi, paisaje idílico. Foto de nuestra amiga Terina.

15.05.2013, La Nueva España.


 Mayo. Color reciente sobre las crestas del rinanto. Campos desbocados que lindan con la infancia y con el aroma núbil de las espineras. Páginas indescriptibles de resonancias nuevas sobre las ramas de los árboles. Agua de las últimas nieves que desciende tan límpida como las alas de las libélulas. Sol joven en todos los caminos, brisa muy blanda en todos los destinos. Luz con los visos de la mentira. Vastedad de misterios en la naturaleza: ¿quién tutela el empeño de los ríos; quién pliega los sudarios del crepúsculo; a quién dirige el humo sus fragmentos; quién rubrica el grosor de las cerezas?


¿Por qué nos han impuesto esta forma humana tan inexpresiva, quién nos ha decidido, quien ha dado la venia? Si fuéramos montañas, nos heriríamos tanto como somos capaces bajo esta indumentaria de quebradizos huesos? ¿De quién depende el resto de mi vida si aún no he desvelado las manos de quien guarda las horas ya pretéritas? ¿Por qué no me han nombrado orilla o mar o puente o retama o silbido? ¿A quién le recrimino el no ser pedernal o frío del invierno o aullido de alimaña o altiplanicie o vega? ¿Dónde puedo buscar lo que no ha de ocurrir, en dónde averiguar lo que está destinado a no coincidir nunca con mi breve existencia?


¿Hasta dónde las licencias ilícitas del eco? ¿Quién es él para apropiarse, prófugo, de mis vocablos? ¿Dónde posa mi voz, a quién la entrega? ¿De quién es ese espectro que repite en voz alta lo que ni aún he escrito, lo que pienso y desdice, lo que comprende apenas? ¿Por qué me lo divulga si apenas me conoce? ¿Por qué imita, con su tono luctuoso, a las lóbregas aves de mal agüero? ¿Y qué sabe él de mí, por qué me juzga si ni hubo un abrazo tan siquiera? ¿Qué signos son aquellos que brotan sobre el lomo de mis dudas, son calumnias en flor o despecho y rencor? ¿Cuándo cesará el odio y esta rivalidad que nos gangrena?


¿Qué aprendo cuando lanza su canto el petirrojo? ¿La rutina del cielo qué me enseña? ¿Qué deduzco de la esbeltez del trigo? ¿Qué amapolas comparten la herencia de mi sangre? ¿Qué sé de la belleza? ¿De qué me sirven, de estación a estación, estos años aquí, con la habitual sospecha de una contrariedad siempre muy próxima, si, ya por condición, desconfío del ser que está más cerca? Mayo. Calas blancas en torno a los regatos. Grillos y saltamontes. Memoria, única guarida de la inocencia.





Para el bizcocho necesitamos: 

  • 110 gramos de zanahoria pelada y rallada
  • 200 gramos de manzana pelada y rallada
  • 130 gramos de coco rallado
  • 150 gramos de azúcar moreno
  • 90 gramos de miel
  • 60 gramos de aceite de girasol
  • 6 huevos
  • 110 gramos de almendra molida
  • 140 gramos de harina de maíz
  • 1 sobre y medio de levadura tipo Royal
  • 100 gramos de chocolate negro
Para decorar:
  • azúcar glas

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Ponemos la zanahoria rallada con la manzana y mezclamos, añadimos el coco, el azúcar moreno, la miel, el aceite de girasol y los huevos. Batimos mezclando bien.

Añadimos la almendra molida, la harina de maíz y la levadura. Batimos y mezclamos muy bien. Colocamos la masa en un molde de silicona o en cualquier otro que engrasaremos.  Troceamos el chocolate y lo vamos clavando, repartido,  en la masa, empujamos cada trozo con una cucharilla hasta que se oculten un poco en la masa.
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Cocemos en horno precalentado, en el nuestro a 160º, primero por abajo durante media hora, luego arriba y abajo, 12-15 minutos más, hasta que al pincharlo con una aguja, salga seca. Cuidado con el chocolate, si al pinchar encontramos un trozo, puede que nos manche el palillo y salga húmedo, en ese caso, pinchar de nuevo en otro punto. Una vez cocido, dejar enfriar sobre rejilla.

Ya  frío, espolvorear con azúcar glas.
Está muy rico, si os gusta el sabor fuerte de la harina de maíz amarillo.

¡¡¡Buen provecho!!!
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