mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

miércoles, 22 de enero de 2014

PEZ DE BOLLERÍA HOJALDRADA


 
Empiezo citando a un buen amigo: cuando la urgencia de lo inmediato te impide hacer alguna actividad que te gusta, lo aconsejable es tomarlo de la mejor manera, intentando ver lo positivo. Pues bien, apenas puedo dedicarle tiempo a mi cocina. Ni pasearme por las vuestras y detenerme a dejaros comentarios por todas esas exquisiteces que veo. Espero que podáis disculparme, no me gusta ser descortés e intento contestar y aprender de vuestras amables palabras, pero estos días me es prácticamente imposible. Así qué os doy las gracias por la paciencia y generosidad.
Hoy os dejo otra forma de bollería hojaldrada, bastante curiosa. Es del curso en la Escuela Agroalimentaria, impartido por Juanma López Campaña hace unos cuantos años.
A ver qué os parece.
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También un texto de A. G. Ovies, publicado en La Nueva España

¿Algo con más luz?

Preguntas al aire sin respuesta que revelan la incertidumbre que conceden los años


.¿Cómo podrán los árboles ser fieles todavía a estos hombres que cortan y dañan sus raíces? ¿De dónde sacarán ese verdor que eleva sus ramas florecidas? ¿De dónde tanto amor al suelo patrio? ¿Cómo respiraríamos sin sus fuelles divinos? ¿Y las aves? ¿Cuántos siglos cantando al borde del rocío? ¿Cuánta puntualidad para anunciar el alba y la estación precisa? ¿Por qué no son tan crueles como somos nosotros y nos pagan un día con la misma moneda? ¿Qué los hace volar; quién cruzar los océanos para tan corta vida? ¿Quién diseña sus alas y su hermoso plumaje? ¿Quién dirige su instinto para volver al seto y a los altos aleros en que anidan?

¿Por qué el mar nos ofrece sus peces sabrosísimos? ¿Qué le damos a cambio más que veneno y barro? ¿Cuánto soportarán sus libres olas ágiles antes de que agotemos su sal y sincronía? ¿Durarán sus columnas de púrpura y cobalto? ¿Veremos sin tardar su fondo a flor de tierra, sus sirenas atadas a un mástil de sequía? Como el fuego, ¿no existe en parte alguna mientras no lo encendemos? ¿O quema al otro lado de nuestra trascendencia? ¿Son sus llamas ahusadas o mis ojos muy necios? ¿Despreciamos su esencia; nos dejará privados de su soberanía?

¿Desde siempre hemos sido tan poco agradecidos? ¿Tanto orgullo nos honra? ¿No supimos jamás reconocer el bien ni ponderar lo humilde ni admirar la belleza sin herirla? ¿Qué restaría del ser si le extirpan su faz de prepotencia? ¿Qué fracción de verdad? ¿Cuánto de indecisión? ¿Desde dónde hasta cuando significamos más que un pétalo, una tizna o un grumo de granizo? ¿Hasta dónde nos cubre la mentira? ¿Sientes, acaso, tú grandeza, si te nombro? Cuando escribo estos versos, ¿te crees la luna llena? ¿Alumbrarías mis noches aunque no los escriba? ¿Prolongan tu presencia los hilos de mi voz? ¿Es menos perentoria tu carne que mi grito? ¿Quién nos dicta las formas de lo que no avistamos? ¿Hay algo con más luz que la poesía?

¿Y el sol, de dónde extrae su voluntad titánica? ¿Cómo se abre camino entre tanta penumbra? ¿Por qué ese sumo empeño en avivar las sombras? ¿Qué piedad causaremos mirados desde arriba? ¿Quién alimentará sus hornos insaciables? ¿Quién bruñirá sus rayos en cada madrugada? ¿Interrogo en exceso? ¿Presumo mi ignorancia? ¿Y mis incertidumbres satisfacen las tuyas? Nada conozco. Nada puedo afirmar como afirmé hace años. Quizás pretendo mucho en esta estancia exigua.






Elaboración:
Mirar bollería hojaldrada

Plegamos formando un triángulo al que le damos un corte que no llegue abajo, en el ángulo abierto. Pintamos con huevo y doblamos hacia arriba un pliegue del corte.
Volvemos a pintar con huevo y plegamos el otro pliegue, giramos  y hacemos un corte de un centímetro y medio, en los pliegues pegados, para hacer la boca.
Damos otro giro a la figura y hacemos otro corte en la parte central, de un centímetro y medio, para formar la cola y con las tijeras vamos haciendo pequeños cortes simulando las escamas, por toda la cola.
Presionamos en la parte de la cabeza, por arriba del corte de la boca.
Partimos al medio una cereza confitada y la ponemos en el lugar presionado, para hacer el ojo. Dejamos que la masa crezca aproximadamente el doble, pìncelamos suavemente con huevo batido y cocemos a horno fuerte unos 10-12 minutos.
Sacamos del horno y pincelamos, en caliente, con gelatina de manzana o bien con azúcar y leche caliente, en igual proporción.
A ver si vos presta