Os dejo una empanada de maíz muy rápida y bien sencilla. El pescado del relleno es xarda (caballa) pero con bonito os quedará también estupenda.
Solamente me gustaría comentar que fue vista y no vista, literalmente, voló de la mesa.
Este fin de semana se celebra en nuestro pueblo la Fiesta en honor a la Virgen del Carmen. La Asociación de vecinos El Pico presenta un cartel bien completo y la Asociación Cultural El Curbiru no se queda atrás. Desde esta humilde cocina les aplaudo y doy las gracias. ¡¡¡Mucho ánimo!!!
IRREPETIBLE LUZ
El Requexu con la isla Barrosa al fondo. |
¡Qué azul felicidad aquélla de nuestra adolescencia! ¡Qué limpia juventud
la que cruzamos! Pasión, credulidad, intrepidez, coraje. El mundo inédito, la
vida intacta. Crecíamos ajenos al dolor y a las pérdidas. Al mal y al
desengaño. Lejos quedaban todos los escollos. Lejos la cerrazón y el
desaliento. Lejos también el aguijón del miedo y de la rabia. Caminábamos
juntos, mirábamos al frente, siempre adelante, amos de la salud y las
conquistas. Bañugues no era más que un rumor de gaviotas, pescadores y brea. Un
paraíso anclado frente a una mar rojiza y bancales de niebla que nos
encapotaban.
¡Qué inmensidad aquélla de los días perdidos por entre dedaleras, brezales
y rebollas en flor que nos sobrepasaban! No había más futuro que el presente ni
más caducidad que la de los insectos que clavábamos con crueles alfileres en
cualquier tabla. Ni más aspiración que huir, a pie o en bicicleta, por senderos
sombríos del verano, donde escondían sus nidos las currucas y el rocío dormía
hasta altas horas sobre las telarañas.
Bañugues lo tenía todo, entonces: enormes caserías, con gallos y coríos y
parejas de bueyes y limones y rosas y paneras cubiertas de ristras de
abundancia. Y prados espaciosos donde esparcían el guano antiguos bañugueros. Y
anchísimos dominios sembrados de maíz y fabas que se alzaban por sus tallos. Y
fértiles y frescas pomaradas.
Y unas minas con pozos y vagones y almacén y oficinas y calderos que iban
cargados a Carreño, por un cable en el aire, a través del paisaje, pasando por
Merín y por Simancas. Y un puerto, con pilastras gigantes y troneras y redes y
un güinche que tiraba de las lanchas. Y una ruda grijera, enclavada en el
vértigo, donde se desgastaba una familia entera que transportaba el grijo de la
playa. Y un pueblo que rezaba y rogaba piedad, en otoño e invierno, con fervor
y con cánticos y velas encendidas, a la Virgen del Carmen y a Santa Bárbara.
¡Qué
incomparable el tiempo del inicio! ¡Qué irrepetible luz la de la infancia! No
existían heridas más profundas que las de los espinos en nuestros brazos
tiernos. Ni llagas más intensas que las de las ortigas. Ni dardos más punzantes
que los de la cizaña. Ni había más allá, pues todo estaba allí: el principio y
el fin, la calma y la galerna, el triunfo y el naufragio, el amor verdadero,
las verdades más puras, la grandeza y la nada.
Para la empanada de maíz, necesitamos:
Para la masa:
- 4 pocillos de harina de maíz tamizada
- 3 pocillos de harina de trigo
- 2 pocillos de aceite de girasol
- 2 pocillos de vino blanco
- 1 pocillo de agua templada
- una cucharadina de vinagre
- un pellizco de sal
Para el relleno:
- 8 cebollas pequeñas
- 4 xardas pequeñas
- aceite
- sal
Cuando el pescado esté templado, se libra de piel y espinas. Reservamos. |
Pelamos y troceamos en juliana gruesa la cebolla y la freímos en poco aceite a fuego lento y con un poco de sal. Añadimos el pescado reservado. Reservamos para que se enfríe. |
Procedemos de la misma manera con la tapa, presionamos con un dedo pellizcando los bordes para que las dos capas de masa se unan, decoramos a nuestro gusto, pinchamos con un tenedor en diferentes puntos de la tapa de la empanada para que al cocer no se infle. Cocemos en horno precalentado a 160º, unos 50-60 minutos, con calor por arriba y abajo en la parte media del horno. |
Cuando esté dorada, sacamos del horno y la dejamos enfriar sobre una rejilla. |
Presentamos. |
Y a disfrutarla. ¡¡¡A ver si vos presta!!! |